Según Bonner, los diseñadores norcoreanos se cuentan entre «los mejores del mundo», aunque su trabajo se mueve en un marco perfectamente acotado en el que no se permite veleidades como el estilo abstracto. De hecho, los únicos tablones con anuncios que se pueden visualizar en la capital norcoreana son los de uno de los pocos remanentes de la colaboración entre las dos coreas, la factoría mixta de vehículos Pyeonghwa.